Querido jefe,
Escribo esta carta hoy a decirte que te mentí.
Sí, has oído bien.
No una, ni dos, sino todos los días desde los últimos 11 años que he estado trabajando aquí, me mintió. En todos los matices de mi voz y en cada gesto de mi cuerpo, mentí.
Aún así, yo no me considero culpable de engaño. Esto es así porque le mentí a mí mismo también. Y mis mentiras eran tan convincentes que de hecho pensé que le estaba diciendo a todo el mundo sólo la verdad. He estado mintiendo desde mi primer día en el trabajo hace muchos años, no sólo para usted, sino a todos los jefes que he tenido en los últimos 19 años. Se corría por mis venas y nutre mi ambición voraz tener una carrera exitosa; Nunca sospeché mí mismo de mentir ni por un segundo.
Pero lo que ocurrió anoche ha flustered mi conciencia en un grado irreparable por cualquier cantidad de conmiseración o cualquier falsa promesa de éxito. Como me di la vuelta para dejar espacio mi hijo de 10 años de edad, hijo después de llevarlo a la cama, oí su susurro mansos, "papá, puedo decir algo?"
Inmediatamente me dirigí de nuevo a él y me paré al lado de su cama, "seguro que mi ángel, ¿qué quieres decir?"
"Estoy orgulloso de ti papá", dijo. "Estoy orgullosa de ti por ser el vicepresidente más joven de toda la empresa y para el logro de tantos premios por su trabajo." He escuchado atentamente a la espera de un mensaje más profundo de seguir, ya me di cuenta de sus estrelladas ojitos mirándome a los ojos sin alma cansados. Él continuó, "pero papá, yo estaría más orgulloso si usted fuera tan feliz como solía ser antes de que quedara tan ocupado." Le acaricié la cabeza y salí de la habitación.
De
vuelta en mi cama, llamé a la mente cómo mi padre no podía permitirse enviarme a la escuela y cómo tuvo que vender su auto para pagar mis cuotas del semestre cuando me había unido a la universidad. Recordé cómo solía consolar a mi madre diciendo que todo iba a estar bien una vez que empecé a hacer una vida para mí mismo. Todo lo que necesitaba era un MBA y nuestro mundo se convertiría en un paraíso utópico de progreso y prosperidad. Cómo tierra pensé nuestras esperanzas y aspiraciones eran.
Aunque me quedé allí, todos mis años de estar en el trabajo brillaron justo en
frente de mis ojos. Me vi quedarse atrás en el trabajo una noche para terminar un informe que el director general era presentar a los directores día siguiente. Echaba de menos el séptimo cumpleaños de mi hijo ese día y regresé a casa a ver un pedazo de pastel en la mesa del comedor con una nota escrita a mano de él diciendo: "Papá,
me gustaría que estuvieras aquí esta noche." También recordé el día que me fui con una delegación a China después de que había ofrecido en lugar de un colega que había tomado un par de días libres para asistir al funeral de su madre. Al día siguiente, mi hijo fue a dar el "mejor estudiante del año" premio en una ceremonia extravagante en la escuela.
Mientras escribo esta carta para usted así tranquilamente sentado aquí en casa esta mañana, recuerdo cómo se precipitó mis mañanas siempre han sido. Nunca he tenido el tiempo suficiente para tener un desayuno decente, o, a veces, un desayuno en absoluto. Recuerdo que siempre me hacía tarde para algo o el otro. Aún así, yo siempre solía pensar a mí mismo, ¿qué pasa si yo no podía hacer de este mundo un paraíso utópico de prosperidad para mis padres, que respiró su último sin renunciar a su confianza inquebrantable en mi compromiso con mi carrera. Una generación perdida es una generación salvado, pensé.
Entonces
mi mente se dirigió a recordar las lecciones aburridas que aprendí en la escuela de negocios; cómo el objetivo final de una empresa es maximizar los profesionales de lucro y como como nosotros contribuimos a dirigir la economía hacia adelante, aportando nuestra sabiduría notable para crear empleos e impulsar la rueda del capitalismo santo. Cosas como retorno de la inversión, costo de oportunidad, FODA y la eficiencia de la producción cruzaron por mi mente.
Entonces hice una pausa para reflexionar sobre mi posición en todo este atolladero de la competencia agresiva y combativa lujuria insaciable de dinero y poder. Me dije a mí mismo "que he estado trabajando para?" Ciertamente, no por mí, o por mis padres muertos, o para mi familia. ¿Qué pasa con mi retorno de la inversión y mi costo de oportunidad? Más importante aún, ¿qué pasa con mi felicidad y el orgullo de mi hijo? Pensé y pensé y pensé.
Esta mañana, mientras escribo esta carta a ustedes, me siento la sabiduría de la expresión inocua de mi hijo pesa más pesado que todos los libros gruesos que había estudiado en la escuela de
negocios. Todas las oportunidades perdidas de pasar tiempo con él cuando era niño, todos los desayunos perdidas y aniversarios de boda, cada uno de los hitos mis proyectos 'que me distraían de apreciar hitos importantes de mi vida como yo corrí junto a ellos hacia la Utopía mi padre había soñado por mí, me había hecho una persona más infeliz. Y la ironía era, he estado mintiendo a mí mismo y para que cada vez que he dicho o dado a entender que esta era mi sueño, mi pasión, el trabajo de mi vida. Estaba programado desde una edad temprana a ignorar mi llamado interior y malinterpretar la vida y el significado del éxito. Yo había sido engañado a pensar que haciendo ricos a los ricos con su sudor y sangre te mantiene feliz. El éxito profesional y haciendo un salario viviendo de fijo es el santo grial de éxito en el mundo moderno de corporatizado orwelliano bienestar. La verdad es que he mentido.
Por mucho que me convencí a mí mismo de que estaba viviendo el sueño, la verdad es que yo sólo había estado
muriendo para vivir. No era mi sueño de que mis empleadores trabajan mi cola fuera para que pudieran salirse con todos los beneficios que trabajé para ganar por ellos. Me burlé en el concepto de trabajo-vida-equilibrio, porque me lavaron el cerebro en la creencia de que mis cantidades sacrificio a algo. Pensé en mí mismo como un miembro importante de la fuerza de élite que hace que el mundo gire. Te mentí porque me mintieron.
Sé que usted estaría en el temor, pensando en lo que era capaz de lograr tal éxito profesional envidiable si esto no era aún mi sueño. La verdad es que no sé cómo. Tal vez que me mientan me hizo capaz de lograr este espejismo de éxito. Imagínese entonces, lo que persigue la verdad me hubiera hecho capaz de lograr. Mi sueño era tener un pequeño negocio propio, verlo crecer y apreciar los frutos de mi propio trabajo. Ese era mi sueño.
El brillo de los ojos de mi hijo me dice que no todo está perdido. Él cumplirá su sueño. No voy a dejar que se mintió. Voy a dejar a encontrar la verdad de que el libro de la vida de él, no los libros de texto enseñaría. Él aprenderá los conceptos de retorno de la inversión, costo de oportunidad, la maximización del beneficio y la gestión de riesgos que se apliquen a las vidas humanas, no las corporaciones. Vivirá su sueño, y el mío también. Él no va a morir para vivir, sino para vivir y ser feliz por las decisiones que tomó.
Por favor, acepte mi renuncia como he aceptado otro trabajo, trabajando para mí. A partir de hoy, voy a trabajar en mis propios términos, no teniendo miedo de los que han tenido el poder absoluto para mí desacreditar toda mi vida. Este no es mi renuncia sólo para usted, sino también a todo el sistema mundial que ha hecho de nosotros los seres humanos meros esclavos de los caprichos de los ricos.
